El cooperativismo en los países del MERCOSUR

AutorSandra Colombo - Paula Oxoby
Páginas32-65
32
CAPÍTULO II
EL COOPERATIVISMO EN LOS PAÍSES DEL MERCOSUR
1. Breve reseña histórica del cooperativismo en la región
Las raíces cooperativas en la región son de larga data. Al respecto, Coque Martínez (2002)
reconoce la presencia de organizaciones cooperativas de origen religioso durante los siglos
XVII y XVIII. Efectivamente, existían durante la primera mitad del siglo XIX –antes de la
fundación de la cooperativa de Rochdale
12
- cajas de ahorro y crédito en México y Venezuela.
El “cooperativismo importado” del siglo XIX estuvo vinculado al pensamiento utópico y a las
corrientes socialistas y asociativistas (que promovían mutuales y sindicatos) introducidas por
inmigrantes europeos (Coque Martínez, 2002: 151).
Ya en el siglo XX, junto a las corrientes de inmigrantes, el cooperativismo tiene otros dos
factores de desarrollo, la Iglesia católica a través de la Doctrina Social, y los gobiernos
nacionales que intentaron canalizar y expandir servicios públicos y reformas agrarias, al tiempo
que buscaban controlar las capas sociales más desfavorecidas. El resultado de su acción erigió
al Estado como principal motor histórico del cooperativismo latinoamericano, pero a su vez esta
situación significó una posición de vulnerabilidad para el sector cooperativo, que quedaría
atrapado en la oscilación entre la promoción populista y la indiferencia o el ataque, según la
coyuntura política (Coque Martínez, 2002).
Una cronología del sector cooperativo latinoamericano resalta las siguientes etapas:
1. Comienzo tímido (principios del siglo XX y, especialmente, década de 1930): Experiencias
aisladas, en su mayoría lideradas por inmigrantes europeos.
2. Etapa fundacional (años cuarenta y cincuenta): Generalización a todos los países y
sectores, y creación de las primeras federaciones.
12
En el marco de la revolución industrial es creada en diciembre de 1844 la Sociedad de los
Pioneros de Rochdale en Manchester (Inglaterra), considerada la primera cooperativa moderna del
mundo. Ella creó los principios morales y la conducta que son considerados hasta hoy, la base del
cooperativismo auténtico. En el momento de su creación estaba integrada por 28 obreros, en 1848 ya
eran 14 miembros y en 1860 llegaron a 3.450 miembros.
33
3. Enorme auge (años sesenta): Programas de promoción estatal, de la AID (Agency for
International Development), de la Alianza para el Progreso, de la iglesia católica, en un
ambiente de cambio económico y social influido en parte por la revolución cubana.
4. Dictaduras militares (años setenta): Involución causada por medidas de represión,
eliminación o control de los movimientos populares.
5. Programas de ajuste estructural (años ochenta): Las cooperativas resisten con dificultades
a la crisis global y deben reformular sus objetivos.
6. Mantenimiento (años noventa): Las etapas 4 y 5 dejaron una situación deteriorada que se
agravó por carencias en la definición de estrategias comunes supranacionales, en el apoyo a la
diversificación y, en definitiva, en la búsqueda de nuevas formas que permitan implantarse en
los sectores medios profesionales y en las masas populares sometidas a dificultades
permanentes (Coque Martínez, 2002:155).
No obstante, el movimiento ha conseguido modernizarse en alguna medida mientras mantiene
en muchos países una presencia importante, una amplia gama de experiencias, un volumen
significativo de operaciones y dirigentes con cierta cualificación. Existen avances sustanciales
en la discusión de un Proyecto de Ley-Marco de Cooperativas para América Latina, y su papel
como agente de desarrollo ha sido contemplado explícitamente en varias normativas
nacionales, caso de las leyes colombiana de 1988 o brasileña de 1990 (Pineda et al., 1994:
122-125). A pesar de estos avances, Coque Martínez (2002:155) califica esta evolución del
cooperativismo latinoamericano como “exógena y discontinua” resultante en un desarrollo
organizativo insuficiente, manifiesto en una carencia de identidad y de procedimientos
operativos comunes.
1.1. Breve reseña histórica del cooperativismo en los países del MERCOSUR
1.1.a Argentina
El cooperativismo en Argentina atravesó por sucesivas etapas. La primera (1871-1925)
atestigua el inicio espontáneo del cooperativismo moderno, cuyas primeras iniciativas
estuvieron exclusivamente relacionadas con los inmigrantes europeos. En 1871 se creó en
Buenos Aires la primera cooperativa de consumo formada por inmigrantes de varias
nacionalidades. A esta le siguió en 1887 la primera cooperativa de servicios públicos, y en
1898 la primera cooperativa rural de seguros. Posteriormente, el movimiento desarrolló sus
propios instrumentos de integración, como lo demuestra la creación en 1913 de la primera
cooperativa agraria de segundo grado (Coque Martínez, 2002:161).
34
El periodo 1926-1972 da cuenta de la institucionalización y desarrollo del sector cooperativo
con la promulgación en 1926 de la primera ley de cooperativas que, inspirada en los principios
de los pioneros de Rochdale, “destacó con exactitud y precisión, la peculiaridad de las
sociedades cooperativas y fijó las condiciones para su existencia legal” (Montes y Ressel,
2003). A diferencia de otros países, durante este periodo el cooperativismo argentino no cuenta
con ayuda exterior ni gubernamental de relevancia, desarrollándose en base a sus propias
fuerzas, como sucedía en Europa y Estados Unidos (Coque Martínez, 2002:161).
A mediados del siglo XX aparecen las sociedades de tercer grado. En 1956 se funda la
Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada, más conocida por sus
siglas CONINAGRO que reúne a empresas cooperativas agrarias, y en 1962 se crea la
Confederación Cooperativa de la República Argentina Limitada (COOPERAR), integrada por
federaciones de cooperativas de distintos sectores de actividad de todo el país: electricidad
urbana y rural, telecomunicaciones, trabajo, agua potable, vivienda, consumo, farmacia, salud,
seguros, servicios financieros, radiodifusión, gas, turismo y otros.
En el año 1973 se promulga la segunda Ley de Cooperativas la cual alienta la modernización
del sector y permite “un marco institucional sujeto a las necesidades de la época” (Montes y
Ressel, 2003). Sin embargo, el periodo dictatorial que se inaugura en 1976 y concluye en 1983
se caracteriza por una actitud hostil hacia el movimiento cooperativo, que por primera vez
experimenta una reversión en su crecimiento. Finalmente, desde 1984 en el contexto del
retorno a la democracia, las cooperativas “florecieron” nuevamente y comenzaron a expandirse
(Montes y Ressel, 2003).
La década del 90 presentó una situación compleja para el sector cooperativo, debido a que “las
privatizaciones generaron un ingreso de capitales desmedido y de empresas interesadas
únicamente en el lucro, dejando un campo pequeño para las cooperativas” que quedaron
relegadas a los sectores carentes de “eficiencia económica” (Montes y Ressel, 2003:14). Por
otro lado, el aumento constante del desempleo en el país, permitió que las cooperativas de
trabajo se expandieran en las diferentes provincias, “representando aproximadamente el 35%
del total de cooperativas a mediados de la década del 90” (Montes y Ressel, 2003:15).
1.1.b. Brasil
En este país, la cultura del cooperativismo data desde la época de la colonización portuguesa.
Este proceso emergió en el Movimiento Cooperativista Brasileño surgido a finales del siglo XIX,
estimulado por funcionarios públicos, militares, profesionales liberales y obreros, para atender a
sus necesidades (www.brasilcooperativo.coop ).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR